Desde CCOO hacemos un llamamiento a la participación activa en las protestas, acudiendo a las manifestaciones y participando en los actos o concentraciones que se desarrollan en numerosas empresas e instituciones para protestar contra la violencia machista.
Especialmente debemos incidir en la actuación directa en los centros de trabajo, la mejora de los recursos para víctimas y la defensa de la igualdad frente a los retrocesos políticos y sociales.
Es sumamente importante implantar el papel del sindicato como agente de detección, acompañamiento y prevención de la violencia machista en el ámbito laboral, porque "las mujeres no denunciamos cuando queremos, sino cuando podemos", tal como explican insistentemente muchas de las victimas. Por eso, la implicación del entorno es fundamental. Nos toca actuar desde ya para poner freno a las violencias machistas.
El sindicato no es ajeno a la realidad estructural que viven las mujeres, por lo que hay que insistir en la necesidad de que los entornos más próximos, incluidos los centros de trabajo, se impliquen activamente en la erradicación de las violencias.
544 denuncias diarias por violencia de género, 36 mujeres asesinadas en 2025 por sus parejas o exparejas, 17 menores huérfanas y 14 violaciones denunciadas al día. Son datos que muestran la gravedad del problema, teniendo en cuenta que solo se denuncia una mínima parte de las violencias.
Además, el Observatorio de Acoso Sexual y por Razón de Sexo de CCOO, que se puso en marcha en 2022, recibe miles de visitas anuales que proceden directamente de víctimas que buscan ayuda para salir de situaciones de acoso en el trabajo. El empleo es clave para salir de la violencia. Pero para que las medidas de protección funcionen, es urgente que el Gobierno habilite la acreditación administrativa para víctimas de violencia sexual, tal como exige la ley.
El entorno laboral es un lugar “particularmente sensible ya que es un espacio donde la presencia es obligada y donde existen jerarquías directas. Esto lo convierte en un lugar especialmente propicio para que se reproduzcan formas de acoso o violencia contra las mujeres. Por eso tenemos que revalorizar los planes de igualdad que están en vigor, porque son “una palanca esencial” para reducir desigualdades y prevenir violencias. Sin embargo, aunque estos planes continúan desplegándose, pueden verse amenazados por discursos que cuestionan las políticas de igualdad debido a un “exceso de burocracia”.
Hay que añadir, adicionalmente, una advertencia sobre el auge de discursos de sectores de la derecha y la ultraderecha que cuestionan derechos y políticas de igualdad, con discursos que sitúan la baja natalidad como un problema causado por la libertad reproductiva y la incorporación de las mujeres al trabajo, para justificar políticas regresivas. Pretenden reinstaurar viejas jerarquías familiares que incrementan la dependencia económica de las mujeres y, con ello, los riesgos de violencia. Es un salto atrás de consecuencias muy graves.
544 denuncias diarias por violencia de género, 36 mujeres asesinadas en 2025 por sus parejas o exparejas, 17 menores huérfanas y 14 violaciones denunciadas al día. Son datos que muestran la gravedad del problema, teniendo en cuenta que solo se denuncia una mínima parte de las violencias.
Además, el Observatorio de Acoso Sexual y por Razón de Sexo de CCOO, que se puso en marcha en 2022, recibe miles de visitas anuales que proceden directamente de víctimas que buscan ayuda para salir de situaciones de acoso en el trabajo. El empleo es clave para salir de la violencia. Pero para que las medidas de protección funcionen, es urgente que el Gobierno habilite la acreditación administrativa para víctimas de violencia sexual, tal como exige la ley.
El entorno laboral es un lugar “particularmente sensible ya que es un espacio donde la presencia es obligada y donde existen jerarquías directas. Esto lo convierte en un lugar especialmente propicio para que se reproduzcan formas de acoso o violencia contra las mujeres. Por eso tenemos que revalorizar los planes de igualdad que están en vigor, porque son “una palanca esencial” para reducir desigualdades y prevenir violencias. Sin embargo, aunque estos planes continúan desplegándose, pueden verse amenazados por discursos que cuestionan las políticas de igualdad debido a un “exceso de burocracia”.
Hay que añadir, adicionalmente, una advertencia sobre el auge de discursos de sectores de la derecha y la ultraderecha que cuestionan derechos y políticas de igualdad, con discursos que sitúan la baja natalidad como un problema causado por la libertad reproductiva y la incorporación de las mujeres al trabajo, para justificar políticas regresivas. Pretenden reinstaurar viejas jerarquías familiares que incrementan la dependencia económica de las mujeres y, con ello, los riesgos de violencia. Es un salto atrás de consecuencias muy graves.



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